1.Experiencia de alojamiento
2. 3 días de turismo
3.Experiencias y anécdotas
Después de pasar un tiempo turisteando en Coimbra, comencé un nuevo viaje y esta vez llegué a Lisboa. Lisboa es una ciudad fascinante que combina la historia, la arquitectura y la modernidad. Durante mi estancia en la ciudad, seguí una ruta de viaje que me permitió sumergirme en la cultura local y disfrutar de todo lo que la ciudad tiene para ofrecer.
Durante mi estancia en Lisboa, tuve la suerte de alojarme en un encantador hotel boutique llamado «Memmo Alfama«, ubicado en el corazón del Barrio de Alfama. Este hotel no solo ofrecía una experiencia de alojamiento única y auténtica, sino que también me permitió sumergirme en el ambiente local y disfrutar de la verdadera esencia de Lisboa.
El hotel «Memmo Alfama» se encuentra en un edificio histórico, cuidadosamente restaurado para conservar su encanto original. Las habitaciones están diseñadas con un estilo moderno y minimalista, lo que proporciona un ambiente tranquilo y relajante para descansar después de un día lleno de aventuras. La mayoría de las habitaciones tienen balcones con vistas impresionantes al río Tajo y al Barrio de Alfama.
El hotel también cuenta con una terraza en la azotea que ofrece vistas panorámicas de la ciudad, incluido el Castelo de São Jorge. Disfruté de un delicioso desayuno buffet cada mañana en la terraza, mientras admiraba el amanecer sobre los tejados de Lisboa.
La ubicación del «Memmo Alfama» es ideal para explorar Lisboa a pie. Se encuentra a solo unos minutos del Castelo de São Jorge, la Catedral Sé de Lisboa y el Miradouro das Portas do Sol, uno de los miradores más famosos de la ciudad.
El Barrio de Alfama en sí es un laberinto de estrechas calles empedradas, tiendas locales, bares de fado y restaurantes, lo que lo convierte en el lugar perfecto para experimentar la auténtica vida lisboeta.
Experiencia de alojamiento
Mi experiencia en el «Memmo Alfama» fue excepcional. El personal del hotel fue amable y servicial, siempre dispuesto a ofrecer recomendaciones sobre lugares para visitar, restaurantes para probar y eventos locales para disfrutar.
Además, el hotel ofrece servicios adicionales, como el alquiler de bicicletas eléctricas y la organización de recorridos turísticos y actividades culturales, lo que facilitó aún más mi experiencia en Lisboa.
Al reservar mi alojamiento en Lisboa, elegí el Memmo Alfama Hotel, que resultó ser una elección acertada. Realicé la reserva a través de Booking.com, un sitio web de reservas de hoteles que me ha sido útil en múltiples ocasiones a lo largo de mis viajes. La plataforma es fácil de usar y me permitió comparar precios, ubicaciones y opiniones de otros huéspedes antes de tomar una decisión.
Elegí el Memmo Alfama Hotel principalmente por su ubicación en el corazón del histórico barrio de Alfama, lo que me permitió estar cerca de los principales lugares de interés de la ciudad. Además, el hotel cuenta con excelentes críticas de otros viajeros y un ambiente acogedor y auténtico que me atrajo.
Si bien el Memmo Alfama fue mi elección, también hay otros hoteles en Lisboa que podrían ser adecuados para diferentes necesidades y presupuestos. Algunas otras opciones populares incluyen:
Hotel Avenida Palace: un lujoso hotel de 5 estrellas ubicado cerca de la estación de tren Rossio, que ofrece elegantes habitaciones y un ambiente sofisticado.
LX Boutique Hotel: este hotel boutique de 4 estrellas está situado en el animado barrio de Cais do Sodré y ofrece habitaciones modernas y un ambiente acogedor.
The Independente Hostel & Suites: si buscas un alojamiento más económico, este albergue y suites ubicado en el barrio de Bairro Alto podría ser una excelente opción, con habitaciones privadas y compartidas disponibles.
Día 1:
Comencé mi visita en el Barrio de Alfama, el más antiguo de Lisboa, con sus estrechas calles empedradas y casas coloridas. Me encantó escuchar el fado, la música tradicional portuguesa, que se podía escuchar en muchos restaurantes locales.
Luego, subí al Castelo de São Jorge, desde donde disfruté de una vista panorámica de la ciudad y el río Tajo. Es un lugar perfecto para hacer fotografías y entender la historia de Lisboa.
Después de explorar el castillo, caminé hacia la Baixa, el centro de la ciudad, y visité la Praça do Comércio y el Elevador de Santa Justa.
Día 2:
Comencé mi segundo día en el barrio de Belém. Visité la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos, ambos Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Asegúrate de probar los famosos pasteles de Belém en la «Fábrica de Pastéis de Belém», ¡son deliciosos!
Por la tarde, me dirigí al LX Factory, un antiguo complejo industrial que se ha convertido en un centro de arte, cultura y gastronomía. Pasé un buen rato explorando las tiendas de diseño y degustando la comida en los diversos restaurantes y bares.
Día 3:
En mi último día en Lisboa, visité el Parque das Nações, una moderna área de la ciudad construida para la Expo 1998. Aquí, disfruté del Oceanário de Lisboa, uno de los acuarios más grandes de Europa, y paseé por la orilla del río Tajo.
Finalmente, me dirigí a Bairro Alto, un barrio conocido por su animada vida nocturna. Cené en un pequeño restaurante local donde probé el bacalao a bras, un plato típico portugués, y disfruté de la música en vivo en varios bares.
Experiencias y anécdotas:
Experiencia en el Mercado da Ribeira (Time Out Market):
Una de mis experiencias más memorables en Lisboa fue visitar el Mercado da Ribeira, también conocido como Time Out Market. Este mercado es un espacio gastronómico donde se reúnen algunos de los mejores chefs y restaurantes de la ciudad, ofreciendo una amplia variedad de platos locales e internacionales.
Cuando llegué al mercado, quedé asombrado por la cantidad de puestos de comida y la diversidad de opciones disponibles. Decidí probar algunos platos típicos portugueses, como el bacalhau à brás y los pasteles de nata, así como una deliciosa pizza de un puesto italiano. También aproveché la oportunidad para probar algunos vinos locales en uno de los bares del mercado.
Después de disfrutar de una auténtica experiencia gastronómica, me uní a un grupo de viajeros que conocí en el mercado y juntos exploramos las tiendas de artesanía y souvenirs, donde compramos algunos recuerdos únicos de nuestro viaje a Lisboa.
Esta experiencia en el Mercado da Ribeira no solo me permitió disfrutar de la deliciosa comida de Lisboa, sino que también me brindó la oportunidad de conocer a otros viajeros y compartir nuestras historias y experiencias. Este encuentro casual enriqueció mi viaje a Lisboa y me hizo apreciar aún más la hospitalidad y calidez de la gente local.
Anécdota del tranvía 28:
Durante mi visita a Lisboa, me contaron que una de las mejores formas de explorar la ciudad y sus barrios históricos era tomar el icónico tranvía 28. Así que, un día, decidí embarcarme en esta aventura para disfrutar de una experiencia de transporte única.
Me subí al tranvía en la Praça Martim Moniz y comencé mi recorrido por las estrechas calles de Lisboa. El tranvía subía y bajaba por las colinas, pasando por algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad, como la Basílica da Estrela, el Barrio de Alfama y la Catedral Sé de Lisboa.
Durante el viaje, me encontré con un amable anciano portugués que me contó historias fascinantes sobre la ciudad y sus tradiciones. También me dio algunos consejos sobre lugares menos turísticos para visitar y restaurantes donde probar la auténtica comida portuguesa.
Mi experiencia en el tranvía 28 fue inolvidable y me permitió ver Lisboa desde una perspectiva diferente. La amabilidad del anciano portugués y sus historias enriquecieron mi viaje, haciéndome sentir como un verdadero local y dándome una perspectiva única de la vida en Lisboa.
Durante mi estancia en Portugal, decidí alquilar un coche para explorar con mayor libertad y comodidad. Para reservar el vehículo, utilicé el sitio web Rentalcars.com, una plataforma confiable y fácil de usar que me permitió comparar precios y modelos de diferentes compañías de alquiler de coches en Portugal.
Después de comparar diversas opciones, opté por alquilar un coche con la empresa Sixt Rent A Car, que me ofreció una excelente relación calidad-precio y buenos comentarios de otros clientes. La recogida y devolución del vehículo fue sencilla y sin complicaciones, lo que me permitió disfrutar de mi viaje sin preocupaciones.
Alquilar un coche en Portugal me proporcionó la flexibilidad y la autonomía para descubrir lugares menos turísticos y fuera de los circuitos habituales. Pude adaptar mi itinerario a mis intereses y tomarme el tiempo necesario para sumergirme en la cultura y belleza del país.