7 Cosas Que Hacer en Lieja, Belgica

  1. Visitar la Catedral de San Pablo
  2. Pasear por el Palacio de los Príncipes-Obispos
  3. Explorar el Museo Curtius
  4. Disfrutar de las vistas desde la colina de la Citadelle
  5. Cruzar el puente La Passerelle
  6. Degustar cervezas belgas en un bar local
  7. Descubrir el Mercado de la Batte

Cuando decidí visitar Lieja, Bélgica, no tenía idea de las sorpresas y aventuras que me esperaban en esta encantadora ciudad. Con su rica historia, arquitectura deslumbrante y vibrante escena cultural, Lieja me cautivó desde el primer momento. En este artículo, me gustaría compartir algunas de las experiencias inolvidables que tuve durante mi visita, desde explorar la majestuosa Catedral de San Pablo hasta degustar cervezas locales en un acogedor bar. ¡Acompáñame en este emocionante viaje por Lieja y descubre todo lo que esta ciudad tiene para ofrecer!

1.Visitar la Catedral de San Pablo:

Durante mi visita a Lieja, me impresionó la hermosa Catedral de San Pablo, con su impresionante arquitectura gótica y sus tesoros artísticos. Disfruté explorando el interior y admirando los coloridos vitrales.

Al visitar la Catedral de San Pablo en Lieja, quedé realmente maravillado por su magnífica arquitectura gótica y la atmósfera solemne que se respiraba en su interior. A medida que exploraba este imponente edificio religioso, no pude evitar detenerme a contemplar los intrincados detalles de sus columnas, arcos y bóvedas. Los vitrales, con sus vibrantes colores e imágenes religiosas, me dejaron sin aliento y me permitieron apreciar el talento de los artistas que los crearon.

Además, tuve la oportunidad de conocer más sobre la historia de la catedral, que data del siglo X, y cómo ha sido testigo de numerosos eventos y transformaciones a lo largo de los siglos. También me impresionaron las obras de arte que se encuentran en el interior, como esculturas y pinturas, que enriquecen aún más la experiencia de visitar este lugar emblemático.

2.Pasear por el Palacio de los Príncipes-Obispos:

Al pasear por el Palacio de los Príncipes-Obispos en Lieja, quedé fascinado por la rica historia y la arquitectura de este majestuoso edificio, que fue la residencia de los príncipes-obispos de la ciudad durante siglos. Mientras caminaba por sus pasillos y salas, pude imaginar cómo era la vida de la nobleza en aquel entonces, así como la importancia política y religiosa de estos líderes.

El patio interior del palacio es, sin duda, una de las áreas más impresionantes. Rodeado de arquerías y elegantes fachadas, el patio es un espacio abierto y luminoso que invita a detenerse y disfrutar de la tranquilidad y belleza del entorno. No pude evitar tomar algunas fotos para recordar este lugar tan especial.

Además, tuve la oportunidad de aprender más sobre la historia del palacio y cómo ha sido utilizado a lo largo del tiempo, desde sus orígenes como residencia de los príncipes-obispos hasta su función actual como sede de la administración provincial y la corte de justicia. También me llamó la atención el hecho de que el palacio haya sido reconstruido y restaurado varias veces a lo largo de los siglos, lo que refleja la resiliencia y adaptabilidad de este emblemático edificio.

3.Explorar el Museo Curtius:

Durante mi visita a Lieja, uno de los lugares que más me impresionó fue el Museo Curtius. Es un museo de arte e historia que alberga una impresionante colección de objetos antiguos y obras de arte de la región de Valonia.

Cuando entré al museo, quedé maravillado por su magnífica arquitectura y la calidad de sus exposiciones. El edificio en sí es una obra de arte, con una fachada impresionante que data del siglo XVII y una estructura moderna de vidrio y acero que se agregó durante la renovación del museo.

Una vez dentro, comencé a explorar las exposiciones, que incluían artefactos arqueológicos, esculturas, cerámica, textiles y pinturas. Cada exhibición estaba cuidadosamente curada y proporcionaba una visión fascinante de la historia y la cultura de la región.

Una de mis secciones favoritas del museo fue la colección de vidrio y cerámica, que mostraba objetos increíblemente delicados y hermosos. También me encantó la sección dedicada a la historia de la moda, que presentaba vestidos y accesorios antiguos que eran una verdadera obra de arte.

Además de las exposiciones permanentes, el museo también presenta exposiciones temporales y eventos especiales. Durante mi visita, había una exhibición especial dedicada al arte contemporáneo, que fue muy interesante.

4.Disfrutar de las vistas desde la colina de la Citadelle:

Mientras exploraba Lieja, tuve la oportunidad de subir a la colina de la Citadelle y disfrutar de sus impresionantes vistas panorámicas. A pesar de que la caminata fue un poco empinada, el esfuerzo valió la pena.

Al subir, pude ver la ciudad y sus alrededores desde una perspectiva completamente nueva. Los edificios históricos, las iglesias y los hermosos parques y jardines se veían espectaculares desde la cima de la colina.

Además, la colina de la Citadelle en sí misma es una atracción interesante, con su propia historia y arquitectura. Descubrí que la colina había sido un lugar estratégico durante varias guerras y que había sido ocupada por varios ejércitos a lo largo de la historia.

Una vez en la cima de la colina, pude ver el Monumento a los Combatientes de Lieja y caminar por los senderos para disfrutar de las vistas desde diferentes ángulos.

5.Cruzar el puente La Passerelle:

Mientras exploraba Lieja, tuve la oportunidad de cruzar el emblemático puente La Passerelle, una de las atracciones más populares de la ciudad. El puente, que se extiende sobre el río Mosa, es una maravilla arquitectónica y ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad.

Caminar por el puente fue una experiencia increíble. El viento fresco del río acariciaba mi rostro mientras admiraba la belleza de Lieja desde una perspectiva diferente. Pude ver los edificios históricos y los hermosos paisajes que rodean la ciudad.

Además, La Passerelle es un lugar popular para tomarse fotografías, así que no pude resistirme a tomar algunas instantáneas para recordar esta hermosa experiencia.

6.Degustar cervezas belgas en un bar local:

Mientras exploraba Lieja, decidí visitar un bar local para degustar algunas cervezas belgas. Me encanta la cerveza y había oído que Bélgica es famosa por sus cervezas artesanales. El bar al que fui tenía una amplia selección de cervezas belgas, desde las más conocidas como la Stella Artois y la Leffe hasta las menos conocidas pero igual de deliciosas.

Me tomé mi tiempo para leer el menú de cervezas y finalmente decidí probar una cerveza rubia fuerte. La cerveza era deliciosa y tenía un sabor único y complejo. Me encantó el sabor a malta y la sensación suave en la boca. Después de terminar mi primera cerveza, decidí probar una cerveza oscura y más fuerte. Esta cerveza tenía un sabor intenso y ahumado, con notas de caramelo y chocolate. Realmente disfruté de la experiencia de probar diferentes cervezas y aprendiendo sobre la cultura cervecera en Bélgica.

7.Descubrir el Mercado de la Batte:

Durante mi visita a Lieja, no pude resistirme a explorar el famoso Mercado de la Batte que se celebra todos los domingos. Este mercado es conocido por ser uno de los más grandes de Bélgica y se extiende a lo largo del río Mosa. Me encantó el ambiente animado del mercado, con sus puestos de comida, productos locales y antigüedades.

Me encontré con muchos vendedores que ofrecían productos interesantes, desde queso y salami hasta ropa y accesorios de segunda mano. También había una amplia selección de frutas y verduras frescas, pan recién horneado y flores.

Uno de los aspectos más interesantes del mercado fue la gran cantidad de productos locales que se ofrecían. Desde cervezas artesanales hasta mermeladas caseras, me encantó probar los sabores únicos de Lieja y sus alrededores.

Mi visita a Lieja fue una experiencia inolvidable que me permitió explorar la rica historia, la cultura y la belleza natural de la ciudad. Desde el Museo Curtius hasta el Mercado de la Batte, disfruté de una variedad de actividades y experiencias enriquecedoras.

Explorar la ciudad a pie me permitió descubrir sus calles pintorescas, monumentos históricos y lugares de interés, como la colina de la Citadelle y el puente La Passerelle. Además, disfruté de la deliciosa comida local, la cerveza artesanal y la hospitalidad de la gente.

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